El Táchira está ardiendo.
Los últimos dos nombres de esta macabra lista de 45 venezolanos muertos en el marco de las protestas contra Maduro se han registrado en esa zona. El primero, José Francisco Guerrero, de escasos 15 años de edad, muerto de un disparo en la espalda, presuntamente disparado por la Guardia Nacional.
Su hermana, Marialis, cuenta que José Francisco ni siquiera estaba protestando, simplemente pasaba por el lugar equivocado. Su mamá lo había mandado a comprar Harina Pan y nunca regresó. Sólo recibieron una llamada con la terrible noticia de que el muchacho había recibido una bala por la espalda que le había atravesado todo el tórax y había salido por el abdomen. Una imagen atroz en la mente de cualquier familia.
El segundo fue Manuel Castellanos, de 38 años, en la población de Tucapé. Recibió un tiro en el cuello en medio de un enfrentamiento entre civiles y la GNB. Un disparo que, según cuentan testigos, es de FAL. La fiscalía ya anunció la imputación de tres guardias nacionales por este asesinato. Y sí, podrán condenarlos a 30 años, si quieren, pero nadie le devolverá la vida a Manuel ni la tranquilidad a su familia.
Mientras tanto, en La Grita, desde la tarde de este miércoles se registraron fuertes enfrentamientos entre la GNB y manifestantes a fuerza de piedras. La batalla pasó a un nivel superior cuando los encapuchados quemaron el vehículo de uno de los oficiales y lo lanzaron contra el cuartel de morteros, que se prendió en fuego enseguida.
Paradójicamente, mientras la GNB disparaba contra manifestantes en otras poblaciones, en San Cristóbal se contaron casi 30 comercios saqueados sin que la fuerza del orden interviniera. Ni un dedo han movido.
En fin… una Troya en llamas.
Y es ahí donde viene la paz verde de Padrino.
Sí, el ministro de la Defensa, lejos de calmar los ánimos y llamar a la cordura de su Comandante en Jefe, ordena enviar 2000 militares y 600 tropas más al estado Táchira.
Al fuego, más fuego.
Más dureza, más enfrentamientos, más bombas, más balas.
Por cierto, es importante aclarar que no se trata de una “militarización de la frontera” como se ha interpretado en Colombia. Empezando por el presidente Santos, quien muy torpemente ha respondido que “si es para fortalecer la seguridad, bienvenido sea”. Pobre Santos, el viaje a Estados Unidos para ver a Trump le ha nublado un poco el entendimiento.
No. No es una militarización de frontera. Es una INTENSIFICACIÓN de la militarización de TODO EL TÁCHIRA para tratar de frenar las intensas manifestaciones y saqueos que tienen al estado incendiado.
No se busca salvaguardar la frontera – ojalá fuera eso – sino reprimir y aplastar a todo lo que huela a anti-Maduro.
Y miren que en el Táchira… todo huele a eso.
Fuerza a los gochos, carajo.
Andreina Flores