Andreina Flores

Johnny, el mototaxista arrepentido

Plaza Venezuela es un hervidero a la una de la tarde. Tráfico, gente, ruido, prisa, los sentidos alerta y la cartera bien agarrada.
En este fragor caraqueño, la forma más rápida de volver a casa es un mototaxi. Vamos que no es la primera vez que me lanzo en esta aventura. Ya me parece hasta simpática.

Así me topo con Johnny, un conversador de primera línea que está dispuesto a dejarme en la puerta de mi casa por 500 bolos. Solidario el tipo.

Johnny se asombra y sonríe cuando le digo que tengo mi propio casco: \»Esta jeva es una guerrera\» me dice con ese malandreo característico del chaleco naranja.
Uno de sus colegas, más observador, le dice que soy periodista y que el casco me sirve pa’ aguantar piedras y golpes.

Johhny me mira el carnet de prensa (sí, ese que se me olvidó quitarme) y me mira con un poco de desconfianza: “¿Pero tú no eres de VTV, no? ¿Tú no estás con el guevón de Maduro, verdad?”.

“No, vale. ¿Tú me ves a mí cara de madurista, acaso? ¿Qué pasa?”- respondo, sacando mi lado malandro también.

Johnny recupera la sonrisa… y yo el alivio.
Cuando nos identificamos como “del mismo equipo político” y arrancamos en la moto, se destapa:

“Mira, chama, yo te voy a decir una vaina: yo voté por Maduro… porque bueno, el Comandante lo pidió y bueno… Chávez era otra cosa. Pero a Maduro nadie lo quiere. Nosotros no estamos con él. El cree que los motorizados están con él pero eso es mentira.”

“¿Y por qué cree que ustedes están con él?” – pregunto inocentemente.

“Fíjate: yo fui pa’ la marcha de ayer, la de los motorizados. Pero fui porque ellos nos dan los repuestos a precios regulados, ¿ves? Y coño, chama, los cauchos bachaqueados me salen en 20, 30 mil bolos… con los chavistas los compré en 4.500. Ni pendejo que fuera. Yo fui pa’ esa marcha pero cuando sean las elecciones pongo mi huella y saco a Maduro. Y así como yo hay miles”.

Qué interesante… un motorizado que no perdona un buen descuento a cambio de ponerse una franela roja un día. Otro que pregona el lema de “Soy chavista, no madurista”.
Sigo escuchando…

“Yo hoy estuve haciendo una cola desde las cinco de la mañana en el mercado de ahí de Bello Monte. Hasta ahorita, hasta el mediodía… ¿y sabes qué encontré? Un AXION (jabón lavaplatos) y cuatro pastas de dientes. Nojoda, yo lo que quería era comida.”

Esa frase me recuerda que yo también necesito comida en mi casa y que, por primera vez en dos meses, conseguí mantequilla el sábado. También me recuerda que compré un tubo de pasta de dientes en 1800 bolos en el mercado de Chacao, donde los precios son internacionales… o bachaqueros, como uno los quiera ver.

Pero lejos de interrumpir con mis propias quejas, sigo escuchando a Johnny:

“Tú no me lo vas a creer, chama, pero yo también fui pa’ la marcha de la oposición la otra vez. Y te voy a decir algo: le di la mano a Radonski. Le dije: Pana, yo era chavista pero aquí tiene que haber un cambio, esto no se aguanta… así mismo le dije. Y además firmé pa’ que hagan el revocatorio. Ahora Jorge Rodríguez dice que firmaron un poco de muertos. Nojoda, yo no estoy muerto. Muertos tan ellos que la gente no los quiere. Esos carajos no ganan más nunca.”

Yo me río con las frases de Johnny pero la verdad es que el trasfondo de lo que dice es terriblemente serio. Johnny es lo que el mismo Chávez había bautizado como “la voz del pueblo”, sólo que ahora el gobierno de Maduro y su combo no escuchan ni por error.

Aunque los esfuerzos por una solución político- diplomática-pacífico-democrática se estén desarrollando, este viaje con Johnny me refuerza la idea que me da vueltas en la cabeza desde hace tiempo: ESTO YA ESTÁ REVENTANDO POR LO SOCIAL… y no hay fuerza que lo detenga.

Andreina Flores
@andreina

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